Cita 87 - [Estas líneas de texto son directas de la pluma del querido hermano Branham. Nos cuenta sus visiones, de las cuales estamos esperando por la interpretación. Publicaremos la interpretación tan pronto la recibamos de parte del hermano Branham. Es fácil ver en estas líneas de texto que el Señor está preparando a Su siervo para un trabajo mayor. El tomó a Elías aparte en tiempos pasados para enseñarle nuevas lecciones, y cuando él regresó nuevamente fue para llamar fuego del cielo. Estoy convencido que pronto veremos nuevamente al hermano Branham en las campañas, con la unción más poderosa de Dios sobre él. El cree, como muchos de nosotros, que la más grande cosecha que ha sido vista desde el nacimiento del cristianismo esta viniendo ahora. Nosotros continuaremos publicando los mensajes del Rev. William Branham. Joseph Mattson Boze, Editor] “Me doy a la tarea de escribir este artículo para que ustedes no estén sin entender el porqué dejé las campañas de evangelización algunas semanas atrás. Muchos de ustedes saben y me han escuchado decir desde la plataforma el porqué no permito que se presione para las ofrendas. Primero, es contrario a mi fe hacerlo. Segundo, yo le prometí a Dios que no lo haría, y le prometí que en tanto El proveyera mis necesidades, yo permanecería en las campañas, y cuando El fallara en hacerlo, eso sería una señal entre El y yo para que dejara las campañas y regresara a casa. Yo siempre he tratado de cumplir mis promesas con mis semejantes, ¿cuánto más debo hacerlo con mi Señior y Salvador? El ha suplido generosamente nuestras necesidades sin presionar para las ofrendas desde 1946, hasta que recientemente nos vimos cortos. Yo mantuve mi promesa a Dios y dejé las campañas algunas cuatro semanas atrás. Yo sabía que sería duro decirle a mi esposa e hijo, porque creía que ellos no entenderían, pero lo hicieron. Dios, conociendo mi corazón, que yo estaba manteniendo mi promesa a El, me apareció la siguiente mañana a las 7:00 AM en una de las visiones más poderosas que he visto. (Y mis amigos que me conocen saben que no soy un fanático, y que yo no diría estas cosas a menos que fueran ciertas). Ahora les diré la visión como vino a mí. Apareció, y yo estaba en medio de una gente de raza morena. Yo estaba parado al lado de mi esposa. Estábamos en una reunión donde miles de personas estaban congregadas. A nuestra llegada nos encontramos con nuestro buen amigo y hermano, Miner Arganbright. El me saludó, y dijo: “Hermano Branham, las tarjetas de oración ya han sido repartidas, y hemos arreglado la forma de llevarle dentro y fuera de la reunión.” Mientras miraba hacia la audiencia, parecía como que había miles reunidos. Parecía ser un estadio al aire libre. Y me fijé que alguien le estaba hablando a la gente. Yo le dije a los hermanos: “¿Quién es este hombre que habla en mi lugar? El dijo: Yo no sé, ellos lo pusieron allí.” Y en ese momento el hombre que estaba hablando despidió la audiencia. Yo dije: “Oh, ellos no deberían hacer eso, no han hecho el llamamiento al altar.? Una voz vino de uno de los que estaban en el grupo de hombres que estaban parados cerca, diciendo: “Oh, pero ya hemos tomado la ofrenda.” Entonces yo dije: “¿Desde cuándo es más importante tomar las ofrendas que hacer el llamamiento al altar?” Las personas ya estaban saliendo del lugar, y comenzó a llover. Uno de los hombres, dijo: “Usted hablará esta tarde.” Yo dije: “¿A qué hora me anunciaron para hablar” El dijo: *Oh, en cualquier momento.” Yo dije: “No habrán doce personas allí? Alguien dijo: “¿No fue Jesús también dejado con doce cuando les dijo la verdad? Entonces el Señor me mostró un zapato pequeño de bebé con ojetes de alrededor de un octavo de pulgada de diámetro, y en mi mano yo sujetaba un cordón de alrededor de media pulgada de diámetro, tratando fervientemente de atar el zapato con él, lo cual era imposible. Yo aun rompí varios hilos del cordón tratando con todo mi corazón de atar el zapato. Entonces una voz detrás de mí habló, diciendo: “¿Qué estás tratando de hacer?” Yo dije: “Estoy tratando de atar el zapato.” El dijo: “Estás usando el extremo incorrecto del cordón.” Yo miré al otro extremo del cordón, y estaba reducido a un octavo de pulgada y bien enlazado al final. Yo dije: “Oh, ahora veo.” El me dijo: “Tú no entiendes, no puedes enseñarle a los bebés cosas sobrenaturales, y al tratar de hacerlo has causado que se levanten muchas comparaciones carnales.” Luego de esto El me llevó a un hermoso lago de aguas cristalinas, y en ese lago yo podía ver muchos peces grandes. Muchas personas estaban alrededor del lago pescando. El dijo: “Yo te enseñaré cómo pescar. Lanza tu señuelo en el lago.” Y eso hice. Entonces El dijo: “Hala suavemente la primera vez y quédate callado. La segunda vez hala un poco más fuerte, la tercera vez, fija tu anzuelo para la captura.* Todos en derredor del lago me estaban mirando. Mientras halé el señuelo la primera vez, todos parecían estar emocionados, y entonces halé la segunda vez con un estirón, porque todos se estaban regocijando y alentándome. Pero eso fue contrario a lo que El me había dicho que hiciera, así que atrapé un pez, pero era uno muy pequeño y yo había enredado mi línea de pescar. Yo supe que había desobedecido Sus órdenes. Mientras estaba enderezando mi línea de pescar, la voz que estaba detrás de mí apareció frente a mí. Era un hombre vistiendo una túnica blanca, y El me dijo: “No enredes tu línea nuevamente en esta clase de tiempos.” Yo dije: “Yo seré muy cuidadoso la próxima vez.” El dijo: “Tu primer halón fue cuando yo te di el entendimiento de las enfermedades en la persona al colocar su mano en la tuya. El segundo halón fue cuando tú viste visiones de la condición de la persona y su vida. Tú hiciste un espectáculo público de estos dones Divinos, lo cual ha causado muchas imitaciones.” Entonces El me llevó y parecía que yo estaba parado sobre una gran audiencia de personas reunidas en una carpa muy grande. Yo estaba mirando hacia abajo a la plataforma donde parecía que yo había terminado de predicar y había hecho el llamamiento al altar. Cientos se habían convertido y estaban llorando de alegría. Un hombre pasó a la plataforma, y dijo: “Ahora llamaremos la línea de oración por los enfermos.” Yo miré a la izquierda de la plataforma (que sería a mi derecha si yo hubiera estado parado en la plataforma) y vi un pequeño edificio de madera, y las personas frente a él, alineadas para que se orara por ellos. El me dijo: “Yo te encontraré allí” Yo dije: “¿Por qué? Y El dijo: “Esta vez (esto es el tercer halón) no será un espectáculo público.” Y entonces salí de la visión. Mientras caminaba por una habitación en mi casa algunas horas después, una voz audible habló muy fuerte, y dijo: “No falles en predicar ese Mensaje de Gracia que te ha sido encomendado.” Yo vi las visiones, pero no había podido entenderlas hasta tres días después. Mientras estaba en el bosque El me las reveló. Queridos amigos cristianos, estas cosas son ciertas. Con la más profunda sinceridad cristiana, yo soy, su hermano en el servicio de Cristo, Rev. William Branham.”
Revista “Heraldo de Fe” Febrero de 1956