📖 El Libro de Edades - Pág 131
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LA EDAD DE SMIRNA 131 enteramente de ellos. Ellos fueron la única nación de la cual Él en verdad era su Dios. Pero llegó el día en que empezaron a mirar alrededor, y vieron que los filisteos y las otras naciones tenían reyes; eso les llamó la atención; y entonces decidieron que debieran humanizar su gobierno, y querían un rey. Ahora, Dios mismo iba a humanizar el gobierno en la Persona del Señor Jesucristo, pero ellos se adelantaron. Satanás conocía el plan de Dios, así que él instigó el corazón del pueblo para que se adelantaran a Dios (la Palabra). 43. Cuando ellos llegaron ante Samuel y le pidieron un rey, Samuel estuvo tan acongojado que su corazón casi desfalleció. Dios había estado guiando Su pueblo por medio de este profeta consagrado y vindicado por la Palabra, y él sintió que había sido rechazado. Él junto al pueblo y le rogó que no dejasen a Dios, Quien los había conducido como hijos, los había prosperado y los había bendecido. Pero ellos persistieron y le dijeron a Samuel: “Tú nunca has estado errado en tu dirección, tú nunca has sido deshonesto en tus tratos monetarios, tú has hecho lo mejor posible para mantenernos paralelos con la Palabra del Señor. Estamos agradecidos por los milagros, la sabiduría, la provisión y la protección de Dios. Nosotros creemos en todo eso. A nosotros nos gusta todo eso. Y lo que es más, no queremos estar sin ello. Solamente queremos un rey para conducirnos en las batallas. Ahora, desde luego, cuando salgamos a las batallas todavía es nuestra intención salir teniendo a los sacerdotes delante y Judá siguiendo; y tocaremos las trompetas, cantaremos y gritaremos. No es nuestra intención suspender nada de eso. Pero, queremos un rey que sea uno de nosotros, para guiarnos.” 44. Y Dios le dijo a Samuel: “¿Ves? Ellos no te han rechazado a ti, sino que me han rechazado a mí para que no gobierne sobre ellos.” 45. Cuán trágico fue eso. Ellos no reconocieron que cuando le estaban pidiendo a Dios que los dejara ser como el resto del mundo, le estaban rechazando a Él, porque Dios había ordenado que Su pueblo se portara diferente de los del mundo. Ellos no son del mundo, no se parecen al mundo y no actúan como el mundo. Ellos están crucificados para el mundo y el mundo está crucificado para ellos. Por lo cual salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,