📖 El Libro de Edades - Pág 41
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LA VISIÓN DE PATMOS 41 Sábado, no un día, sino Vida Eterna —Sábado) para vuestras almas. 15. No importa cuánto tiempo ha estado usted caminando bajo su carga de pecado, aunque sea diez años, treinta años, cincuenta años o más, venga con su vida cansada, y usted hallará Su reposo (el verdadero Sábado). Jesús le dará descanso. 16. Ahora, ¿qué es exactamente aquel reposo que Jesús dará? Isaías 28:8-12:Porque todas las mesas están llenas de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.¿A quién se enseñará ciencia, ó a quién se hará entender doctrina? ¿A los quitados de la leche? ¿a los arrancados de los pechos?Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá:Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo,A los cuales él dijo: Este es el reposo: (Sábado) dad reposo al cansado (o la preservación de Su Sábado); y éste es el refrigerio: mas no quisieron oír. 17. Aquí está profetizado en Isaías. Y se cumplió como 700 años más tarde en Pentecostés cuando fueron llenos del Espíritu Santo exactamente como dijo que serían. Este es el verdadero Sábado que fue prometido. Entonces cuando fueron llenos del Espíritu Santo, dejaron sus obras mundanas, sus cosas del mundo y sus sendas pecaminosas. Él Espíritu Santo tomó cargo de sus vidas. Ellos entraron al reposo. Allí está su reposo. Ese es su Sábado. No es un día, ni un año, sino una Eternidad lleno y bendecido en el Espíritu Santo. Es usted cesando y Dios haciendo. Es Dios en usted queriendo y haciendo Su buena voluntad. 18. Voy a decirles una cosa más acerca de aquellos que dicen que nosotros estamos equivocados cuando nos reunimos el domingo, el primer día de la semana. Aquí está lo que dijo Justino en el segundo siglo: “En el día domingo se tiene una reunión de todos aquellos que viven en las ciudades y los pueblos, y se lee una porción de las memorias y los escritos de los apóstoles hasta donde el tiempo lo permite. Cuando se termina la lectura, el que preside, en un discurso, da la admonición y la exhortación para imitar esas cosas nobles. Después de esto, todos nos ponemos de