LA VISIÓN DE PATMOS 47
señales del Jesucristo resucitado. ÂżPor quĂ©? Porque está viviendo por medio de los recursos naturales de la vid misma. Note usted, no fue injertado en la viña; naciĂł en la viña. Las otras ramas que fueron injertadas, solamente podĂan dar de su propio fruto porque no nacieron de esa vid; ellas no saben nada acerca de la vid original ni del fruto original, ni siquiera pueden conocerlo, porque no nacieron de allĂ. Pero si hubieran nacido de la vid original, la misma vida que estaba en la vid original (JesĂşs) hubiera venido a travĂ©s de ellas, y se hubiera manifestado a travĂ©s de ellas. Juan 14:12:De cierto, de cierto os digo: El que en mĂ cree, las obras que yo hago tambiĂ©n Ă©l las hará; y mayores que Ă©stas hará; porque yo voy al Padre.
35. Denominaciones que son dirigidas por el hombre no pueden ser nacidas de Dios; porque es el EspĂritu y no el hombre quien da vida.
36. Cuán admirable es pensar en aquellas lámparas tomando vida y luz de los recursos de aquel vaso principal, porque tenĂan sus mechas sumergidas allĂ. AquĂ están representando a cada uno de los siete mensajeros enviados a las iglesias. Su vida está ardiendo con el fuego del EspĂritu Santo. Su mecha (vida) ha sido sumergida en Cristo. A travĂ©s de aquella mecha, Ă©l está extrayendo la mera Vida de Cristo, y por medio de ella da luz a la Iglesia. ÂżQuĂ© clase de luz está dando? La misma luz que estaba en la primera lámpara. Y asĂ recorriendo las edades hasta el tiempo presente del mensajero del Ăşltimo dĂa; la misma luz es manifestada a travĂ©s de una vida que está escondida con Cristo en Dios.
37. No podemos decir esto solamente de los mensajeros, pero todo verdadero creyente está dramáticamente representado aquĂ. Todos están alimentándose del mismo manantial. Todos han sido sumergidos en el mismo vaso. Están muertos a sĂ mismos y sus vidas están escondidas con Cristo en Dios. Están sellados por el EspĂritu Santo. Efesios 4:30:Y no contristĂ©is al EspĂritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el dĂa de la redenciĂłn.
38. NingĂşn hombre los puede arrebatar de Su mano. Sus vidas no se pueden alterar. La vida visible está ardiendo y brillando, dando luz y manifestaciones del EspĂritu Santo. La vida invisible, de adentro, está escondida en Dios y alimentada por la Palabra del Señor. Satanás no los puede tocar. Ni aun la muerte los puede tocar, porque la muerte ha perdido su aguijĂłn; el sepulcro