📖 El Libro de Edades - Pág 82
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LAS SIETE EDADES DE LA IGLESIA 82 38. En aquella mano derecha de poder hay siete estrellas, las cuales, según Apocalipsis 1:20, son los siete mensajeros de la Iglesia. Esto significa que el mero poder y la autoridad de Dios está respaldando a Sus mensajeros en cada edad. Ellos salen en el fuego y el poder del Espíritu Santo con la Palabra. Ellos son estrellas porque reflejan la luz. La luz que reflejan es Su Luz; no tienen luz de sí mismos. Ellos no encienden sus propios fuegos para que los hombres anden en la luz de sus centellas (Isaías 50:11). Es de noche, porque entonces es cuando salen las estrellas. Es la noche, la oscuridad del pecado, porque todos (aun el mundo entero) han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). 39. Estos siete mensajeros están dando a conocer a Dios al pueblo. El que los recibe, recibe a Quien los envió (Juan 13:20). Ellos hablan y obran de acuerdo con Su autoridad. Él los respalda con todo el poder de la Deidad. Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (consumación de las edades). Amén. Mateo 28:18-20 40. Así que allí están, llenos del Espíritu Santo y fe, encendidos con el Fuego de Dios, mostrando la Palabra de verdad; y allí está Él respaldándolos. Y fíjese en esto: ningún creyente de cualquier edad ha tenido razón de clamar en su corazón: “¡Oh, que yo hubiera podido estar allá en la primera edad cuando los apóstoles fueron enviados!” No hay necesidad de mirar hacia atrás. ¡Mirad hacia arriba! He aquí, Él anda en medio de las Iglesias a través de todas las edades. He aquí, Él es el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos; y no cambia ni en Su esencia ni en Sus modos. Donde dos o tres están congregados en Su Nombre, allí está Él en medio de ellos. Y no solamente Él está allí en su medio como el espectador apacible, o como un ángel inspeccionador, sino que allí está expresando exactamente lo que Él es: la Vida, Sostenedor y Dador de toda buena dádiva a la Iglesia. ¡Aleluya!