EL PRIMER SELLO 127
reconoció inmediatamente. José fue el hijo de prosperidad, no importaba dónde se encontraba, él siempre prosperaba. Espere usted hasta que Él venga de nuevo a la Tierra, nuestro “José”; entonces los desiertos florecerán como la rosa, y el Sol de Justicia subirá con salud en Sus alas. Todos los cactos en Arizona se desarrollarán en árboles hermosos, y todo será tan bello.
115. Noten cĂłmo se presentĂł JosĂ©: les jugĂł una travesura la primera vez y les preguntĂł: “¿TodavĂa vive vuestro padre?” Él querĂa saber si el padre de ese hombre todavĂa vivĂa. Él dijo: “SĂ.” JosĂ© sabĂa que ese era su hermano.
116. Pero ÂżnotĂł usted esto? Cuando estaba a punto de revelarse a sus hermanos, y conociĂł al pequeño BenjamĂn (el cual habĂa nacido despuĂ©s que Ă©l se habĂa ido), que representa estos 144.000 judĂos que se están reuniendo ahora mismo en Israel, desde que Él (JesĂşs) se fue; luego Ă©l volviĂł, y al contemplar al pequeño BenjamĂn su corazĂłn estaba a punto de quebrantarse. Y recuerden, ellos no sabĂan que Ă©l podĂa hablar el idioma hebreo, pues estaba usando un intĂ©rprete, y estaba actuando como un egipcio. Entonces cuando llegĂł el momento de revelarse, se quedĂł mirando a BenjamĂn; y recuerden: no estaba su esposa; ella estaba en el palacio cuando Ă©l se manifestĂł a sus hermanos. Y ahora, la Novia Gentil, la Esposa... DespuĂ©s que JesĂşs fue rechazado por Su propio pueblo tomĂł una Novia Gentil, la cual llevará de aquĂ al Palacio, a la casa de Su Padre allá en la gloria, para celebrar la Cena del Matrimonio; entonces Él regresará para darse a conocer a Sus hermanos, los 144.000. AllĂ estará. Y fĂjense cĂłmo los sĂmbolos son tan perfectos.
117. Cuando Ă©l volviĂł donde estaban juntos y les mirĂł, ellos empezaron a hablar en hebreo, diciendo: “Ahora sĂ, RubĂ©n, tĂş sabes que nos irá muy mal por lo que hicimos con nuestro hermano... No debimos haber vendido a nuestro hermano.” Ese prĂncipe parado allĂ era su hermano, y no lo sabĂan. Por eso tambiĂ©n es que Israel no puede entender estas cosas hoy, todavĂa no es la hora para que lo entiendan.
118. Él aparentaba como que no entendĂa el hebreo, pero estaba escuchando todo lo que decĂan. Ellos dijeron: “Ahora nos ha vuelto el mal encima.” Y JosĂ© cuando los miraba, ya no podĂa aguantarse; pero su esposa e hijos estaban en el palacio durante este tiempo (el tipo de los santos ya fuera de la presencia de Israel), entonces JosĂ© dijo: “Yo soy JosĂ© vuestro hermano,” y corriĂł y tomĂł a BenjamĂn, y abrazándolo comenzĂł a llorar. AllĂ