LOS SIETE SELLOS 130
Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco (no estaba sobre la Tierra, sino en el Cielo), y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea. Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino él mismo. Apocalipsis 19:11-12
127. ¿Sabe usted que el nombre “Jehová” no es correcto? Cualquiera sabe que eso es la verdad. Usted, Dr. Vayle, sabe eso. Los traductores no pudieron traducirlo; se deletrea JVHU. Eso no es Jehová, ni siquiera se aproxima. Por cuanto no sabían la traducción, entonces pusieron “Jehová”, pero ese no es Su Nombre. Fíjense: Cada vez que hay una victoria o que algo significativo sucede, un nombre es cambiado. Fíjense cómo fue en los días de Abraham. Primero se llamaba “Abram” pero no les podía nacer el hijo hasta que su nombre fuera cambiado a “Abraham”; y lo mismo con “Sarai”. Ella no tendría más que un vientre muerto hasta que su nombre fue cambiado a SARA.
128. El nombre “Jacob” significa suplantador, uno que ocupa el lugar de otro, un engañador. Eso fue lo que él hizo: se puso una piel de oveja y engañó a su padre, quien era profeta, para obtener la bendición del primogénito. Puso varas de álamo verde en el agua y las descortezó para que se viera lo blanco del palo, y así hizo que las vacas y las ovejas preñadas parieran becerros y ovejas listados, pintados y salpicados de diversos colores (Génesis 30). Era nada menos que un engañador. Pero una noche se encontró con algo verdaderamente real, él supo que era algo real, y se mantuvo allí hasta el amanecer, hasta que venció; y entonces su nombre fue cambiado a Israel, lo cual significa “un príncipe con poder ante Dios.” ¿Correcto? Así fue con todos los vencedores.
129. Simón era un pescador, pero cuando su fe despertó y supo quién era Jesús, le dijo que Él era el Mesías; Jesús también le dijo su nombre y el nombre de su padre; entonces él venció, y su nombre fue cambiado de “Simón” a “Pedro”.
130. “Saulo” era un buen nombre. Saúl fue rey en una ocasión en Israel; pero ese nombre no era apropiado para un apóstol; podía estar bien para un rey, pero no para un apóstol. Entonces Jesús le cambió ese nombre por “Pablo”. Fíjense en los Hijos del Trueno y los demás.