LOS SIETE SELLOS 14
tiempo y fuera de tiempo; redarguyendo y reprendiendo con toda paciencia, como está escrito allí en la piedra angular desde hace treinta años. Tú dijiste que el tiempo vendría cuando la gente no oiría la sana doctrina, sino más bien se amontonarían maestros teniendo comezón de oír y serían apartados de la verdad para seguir en pos de las fábulas.
46. Señor, así como nos hemos esforzado por mantener la Palabra ante la gente, permite ahora que seamos inspirados y fortalecidos con una fuerza doble a medida que una doble porción caiga sobre el lugar; que el Espíritu Santo, como sucedió en el día de la dedicación del templo cuando Salomón oró, el Espíritu Santo en la forma de la Columna de Fuego y de la Nube entró por la puerta y dio la vuelta por los querubines, y entonces entró al santo lugar y allí posó. ¡Oh Dios! Salomón dijo: “Si Tu pueblo estuviere angustiado en cualquier lugar y mirare hacia este santo lugar y orare, entonces oirás desde el Cielo.” Señor, que el Espíritu Santo entre en esta mañana a todo corazón y a toda alma consagrada que esté reunida aquí. En la Biblia dice que la gloria de Dios era tan tremenda que hasta los ministros ni podían ministrar. Oh, Dios nuestro, permite que eso se repita. Nos entregamos ahora mismo, juntamente con la iglesia, en dedicación a Tu servicio.
47. Está escrito: “Pedid y se os dará.” Nos sometemos hoy, juntamente con el ofrecimiento de la iglesia, a Ti, para Tu servicio, como las luces del atardecer, que podamos traer consolación y fe al pueblo que está esperando la venida del Novio; para aparejar una Novia con el Evangelio de Cristo, para ser recibida por el Señor Jesucristo. Así nos dedicamos, el hermano Neville, la congregación y yo, al servicio de Dios, en el Nombre de Jesucristo. Amén. Pueden tomar asiento.
48. David dijo: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.” Que así sea con nosotros, que cuando sea anunciado, nos alegremos al reunirnos en la casa del Señor. Amén.
49. Ahora, después de este pequeño culto dedicatorio, me queda una hora para el mensaje. Recuerden a qué estamos dedicados, a la reverencia, santidad, quietud y adoración ante el Señor. Seamos lo más reverente posible en la casa del Señor. Y cuando se despida el culto, inmediatamente salgan del edificio. Así se le da tiempo al conserje entrar y hacer la limpieza para el próximo culto y arreglar todo sin tener confusión en la casa del Señor. Creo que en quince minutos podemos salir del auditorio. Sean amables y den la diestra de compañerismo a todos e inviten a todos que regresen. En esta semana entrante esperamos tener una serie de cultos, quizás los más solemnes de todos los que hemos tenido en este tabernáculo. Estamos en grandes expectativas.