LOS SIETE SELLOS 42
daban como misioneros para hacer prosélitos y engrandecer la denominación, con cada uno pensaban: “Este va a ser el precursor que ha de venir.” Pero Dios lo levantó del desierto donde no había seminarios ni esas cosas. Dios se estaba escondiendo en la humildad, en la simplicidad.
160. Ahora concluyendo, déjeme decir esto: Al rechazar el sencillo Mensaje de Dios y Su manera tan sencilla, es escoger la destrucción eternamente. Ahora, eso es cuando nosotros hablamos de las cosas sencillas, y la gente piensa que se puede burlar, darle puntapiés y hacer lo que quiere con el Mensaje; pero eso es separación eterna de Dios. Aquellos que murieron en el día de Noé y no pusieron atención a su Mensaje, perecieron; luego Jesús fue a predicarles en las cadenas de tinieblas durante Su muerte antes de resucitar. Él fue al infierno y predicó a los espíritus encarcelados que no se arrepintieron durante la gran paciencia en los días de Noé, cuando este hombre sencillo predicó un sencillo Mensaje de Dios. Él fue y les dijo: “Noé predicó que yo vendría, ahora aquí estoy.” Correcto.
161. Aquellos que no atendieron al Mensaje del profeta Moisés allá en el desierto, el cual recibió de Dios y el cual fue correctamente vindicado con la Columna de Fuego (fueron guiados al desierto, luego trataron de levantarse y hacer una organización), todos ellos perecieron y murieron en el desierto, con la excepción de dos hombres: Josué y Caleb.
162. Luego en los días de Jesús, los fariseos estaban tan ciegos que no lo pudieron ver; por consiguiente, miraron para atrás y dijeron: “Nuestros padres comieron del maná en el desierto;” entonces Jesús les respondió: “Y todos están muertos.” Ellos vieron la gloria de Dios y anduvieron en la Luz de Dios, anduvieron en la LUZ de la Columna de Fuego; anduvieron en la presencia de Su Poder; anduvieron por los lugares que el Espíritu Santo les preparó; comieron del maná que cayó del cielo, el cual Dios proveyó; y aun con todo eso, perecieron y fueron al infierno. Todos están muertos. Usted puede examinar esa palabra “muerte”, y significa separación eterna de la presencia de Dios. Todos están muertos.
163. Todo aquel que rechazó a Jesucristo, pereció. ¿Ve usted lo que quiero decir? El rechazar esa simplicidad de Dios... No es simplemente cuestión de decir: “Bueno, pues yo erré.” ¡NO SE HACE DE ESA MANERA! ¡Dios no lo recibe de esa manera! La persona PERECE ETERNAMENTE. Nos conviene estar pensando en esto. Ahora la cosa tiene que ser correctamente identificada con Dios. Si así es, entonces es Su Palabra. Como aquellos que rechazaron a Moisés, a Elías, a Juan, a Jesucristo, cada uno en su día.