DIOS EN SIMPLICIDAD 43
164. Ahora, fíjese en esta cosita, y ojalá no esté dañando mucho, pero fíjese: El otro día fui llamado a Houston, Texas, para que hiciera un esfuerzo en obtener un perdón para unos jóvenes; quizás ustedes leyeron este caso en los periódicos. Me pidieron que viniera a reunir una congregación y predicarles para pedirles sus firmas para obtener el perdón. El joven que tenían preso es el hijastro de este Sr. Ayers, quien tomó esta fotografía del Ángel del Señor en el año 1950. Él era católico romano y su esposa era judía; ellos no hablaban de religión en el hogar. Ahora, otro individuo llamado Ted Kipperman, era compañero del Sr. Ayers en el negocio de fotografía y tenían el Estudio Douglas. Ellos vinieron esa noche al auditorio donde estaba el Dr. Bess de la Iglesia Bautista, el cual con el puño debajo de la nariz del hermano Bosworth y enfurecido, dijo: “Ahora tomen una fotografía así; yo voy a tomar la piel de este anciano y la voy a poner sobre mi pared como monumento a la Sanidad Divina.”
165. Ahora, antes de que yo fuera en esa ocasión a Houston, el Señor me había dicho que fuera, por lo tanto yo estaba allí en el Nombre del Señor. Ustedes saben todas las cosas que sucedieron, las han leído en los libros, etc. Luego en esa noche solamente tratando de andar humildemente, él comenzó a decir: “Esta gente son unos locos, no hay quien crea en la Sanidad Divina. Esas cosas son boberías.” Ellos no reconocieron que era Dios en simplicidad. Dijo: “Pues este hombre no tiene ni educación de primaria”. Él por supuesto tenía una educación muy elevada y muchos grados; y creía que con eso podía aplastar al hermano Bosworth, pero cuando llegaron a la Palabra, él no le llegaba al hermano Bosworth ni en la décima parte. El hermano Bosworth sabía dónde estaba. Algunas de sus gentes aquí hoy, estaban allí esa noche. Y el doctor continuaba con sus malas palabras y denunciaciones, y decía: “Gente que piensa decentemente, ni cree estas cosas.”
166. Entonces el hermano Bosworth dijo: “Un momento. ¿Cuántos individuos en esta ciudad (había como 30.000 esa noche) que asisten a estas iglesias bautistas tan educadas, pueden probar por la firma de su médico que han sido sanadas por el poder de Dios desde que el hermano Branham ha estado en esta ciudad? Por favor, pónganse de pie.” Hubo como 300 de pie. Entonces le preguntó: “¿Qué de eso?” Dios estaba escondiéndose en la simplicidad. Entonces él dijo: “Traigan, pues, al sanador divino; déjenme verlo hipnotizar a alguien y luego déjenme ver esa persona después de un año.”
167. Ted Kipperman y el Sr. Ayers, el mismo que tomó la fotografía, dijo: “El Sr. Branham no es otra cosa que un hipnotizador. Yo vi una mujer que tenía un crecimiento en el cuello y él la hipnotizó. Al día siguiente yo hablé con esa mujer, y no tenía nada, pero ella