LOS SIETE SELLOS 52
hermano, como siempre ha hecho en las edades pasadas. ¿Le aman?Yo le amo, yo le amo, porque Él a mí me amó, Y me compró la Salvación Allá en la Cruz.
202. ¿Le aman? ¿No es maravilloso? Ojalá que el Mensaje produzca lo que debiera producir, no que lo traiga a usted a un lugar donde esté buscando cosas bonitas con flores o dónde ver a Dios en grandezas. Fíjese más bien en la humildad de la cosa y entonces verán a Dios.
203. Cuando Elías estaba en la cueva, le apareció humo, sangre, truenos, relámpagos, ¿ve usted todas estas sensaciones que hemos visto: la sangre en la frente, en las manos y demás sensaciones? Esas cosas no movieron al profeta, él se quedó quieto, pero luego oyó un silbido apacible. ¿Qué fue? La Palabra. Entonces se cubrió el rostro y salió. Eso fue.
204. Recuerde amigo, no ande buscando las cosas grandes. Usted dice: “Pues Dios habla de grandes cosas. Vendrá el tiempo cuando habrá esto y aquello, cosas grandes.” ¡Ojalá estén captando lo que les estoy diciendo! Usted puede estar esperando algo tan grande y cuando en verdad suceda será tan sencillo que usted ni lo verá. Luego usted dirá: “Pues eso nunca sucedió...” Le pasó por encima y usted ni lo vio. ¿Ve usted? Es tan sencillo. Dios mora en la simplicidad para entonces manifestarse en grandeza. ¿Qué lo hace tan grande? El hecho de que se puede simplificar. Un hombre grande no se puede simplificar; él tiene que ser uno dignificado, pero lo que sucede es que todavía no es suficientemente grande. Cuando llegue a lo suficientemente grande entonces es reducido así y se puede humillar. Como dijo aquel santo en Chicago cuando aquel hombre tan educado salió derrotado con la cabeza inclinada y en verdad estaba abatido. El otro dijo: “Si él hubiera subido como bajó, entonces hubiera bajado como subió.” Correcto. Hay que humillarse; sean humildes. No traten de ser raros. Únicamente amen a Jesucristo. Diga: “Señor, si hay engaño en mi corazón, si hay malicia, Padre, yo no quiero ser así. Quítalo, yo no quiero ser así; quiero más bien ser contado entre los santos en aquel día; Señor, y veo que se aproxima el día.” Usted ve que Dios ahora nos abrirá los Sellos, y recuerde, solamente Él los puede abrir. Estamos confiando en Él. Dios les bendiga.