LA BRECHA 67
universo, de todo, pero Su hijo tenía esta Tierra bajo su propio dominio. Él podía hablar, podía nombrar, podía parar la naturaleza, podía hacer lo que deseaba; pero cuando hizo esto, entonces perdió su herencia. Ahora, Adam podía decir: “Muévase este monte de aquí para allá”, y así sucedía. Adam podía decir: “Muévase este árbol de allá para acá”, y así sucedía, porque él tenía control completo y supremo como un Dios menor bajo Dios nuestro Padre, porque él era un hijo de Dios. ¿No sería posible parar y predicar un mensaje muy tremendo? Y ahora, si la Sangre nos ha limpiado y redimido de nuevo, ¿qué de hoy? ¿Ve usted?
53. Fíjese en lo que hizo el Hijo de Dios, el segundo Adam; y Él dijo: “Las obras que yo hago, vosotros también las haréis”. ¿Ve usted? Adam perdió su herencia, la Tierra. Ahora, pasó de sus manos a las manos de aquel a quien se vendió: Satanás. Él vendió su fe en Dios para obtener el razonamiento de Satanás, por eso su Vida Eterna, sus derechos al Árbol de la Vida, su vida terrestre y la Tierra que le pertenecía, él perdió todo esto y pasó a las manos de Satanás. Él pasó esto de sus manos a las manos de Satanás.
54. Ahora esto ha sido devuelto y ha sido contaminado, y la simiente de Adam ha destruido la herencia que Adam debió haber recibido: la Tierra. Correcto. ¿Ve usted? La simiente de Adam.
55. El otro día estuve allá en la ciudad de Tucson, Arizona, donde estoy viviendo, y estaba sobre un cerro cercano mirando sobre la ciudad, y estaba hablando con un individuo que estaba allí y le pregunté: “¿Qué piensa usted de esto? Hace unos 300 años el indio Papago vino por allí arrastrando su carreta con su mujer y sus hijos, llegó por allí y vivió en paz. No había adulterio, whiskey, juegos de azar, ni nada de estas cosas; vivían limpiamente. El coyote bajaba ladrando por la noche por el arroyo que pasa por Tucson; el árbol mezquite y el cacto florecían sobre la orilla del río; Jehová miraba esto y estaba agradado; pero luego vino el hombre blanco y ¿qué ha hecho él? Él ha quitado el cacto, ha corrompido todo el paisaje con sus latas de cerveza y las botellas de whiskey; ha echado a perder la moral de la nación.
56. La única manera de acabar con el indio era matando el búfalo, que era todo su alimento. Cuando yo estaba visitando el museo de Tombstone, Arizona, allí vi las fotografías del líder indio, Gerónimo. Muchos piensan que Gerónimo era un renegado, pero para mí él era un genuino americano. Él solamente estaba luchando por lo que Dios le había dado: una tierra, una nación y un lugar donde vivir. Yo digo que tuvo razón para hacer lo que hizo. Y aquellos soldados blancos vinieron y a la fuerza tomaron la tierra y mataron los indios como moscas. Y allí estaba la fotografía original del lugar que le sirvió de hospital a Gerónimo: eran unas cobijas sobre un árbol de mezquite. Allí estaban los genuinos americanos, los