📜 El Libro de Sellos - Pág 98
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LOS SIETE SELLOS 98 13. Y yo creo que es igual en el estudio de las Escrituras. Si hallamos que después de empezar algo, no sale bien, entonces en algún punto hemos errado, y hay que regresar al principio. No lo podemos calcular con la mente, no es posible. Acabamos de ver en las Escrituras que no hubo ningún hombre en el Cielo, ni en la Tierra, ni tampoco existiría en el futuro, ni existió en el pasado, que pudo hacer esto. SOLAMENTE el Cordero puede. Entonces las explicaciones del seminario y todas esas cosas no son nada. Se necesita el Cordero para revelarlo, más nadie. Entonces confiamos que Él nos ayude. 14. En el capítulo 4, Juan fue levantado para ver las cosas que fueron, que son y que están por venir. Pero la iglesia termina al final del capítulo 3, y Cristo la levanta (“arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire”), y no se menciona otra vez hasta en el capítulo 19, cuando Él regresa como REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES juntamente con la Iglesia. 15. Ojalá antes de Su Venida podamos ver todas estas cosas en detalle, pero si no nos alcanzara el tiempo, veremos todo cuando Él venga; así que no es tan importante. 16. Ahora, en el capítulo 5 tenemos la apertura de estos Sellos, el Libro con los Siete Sellos. Ahora, para recordar un poco de lo que vimos anoche, recuerden que Juan miró y vio que el Libro estaba todavía en las manos del dueño original, Dios. Recuerden que fue perdido por Adam. Él canjeó el Libro de la Vida por el conocimiento de Satanás, y en eso perdió su herencia; perdió todo, y no había redención. Pero luego Dios, hecho en la forma del hombre, bajó y fue el Redentor para nosotros, para redimirnos de esta condición. 17. Y ahora, hallamos que estas cosas que fueron tan misteriosas en el pasado, ahora en estos últimos días nos serían reveladas. También hallamos que en cuanto Juan oyó el anuncio de que se presentara el Redentor semejante, él dijo que no fue hallado ninguno con esta posibilidad. Dijo que no había hombre en el Cielo, ni en la Tierra, ni debajo de la tierra, ni en el mar; no hubo uno ni siquiera digno de mirar el Libro. Piénselo bien, hermano. No había ni una sola persona digna ni de mirarlo. Entonces Juan empezó a llorar. Él sabía que no había la menor posibilidad de redención, todo estaba perdido. Entonces hallamos que de repente él dejó de llorar porque uno de los cuatro ancianos le dijo: “No llores más, Juan, porque el León de la tribu de Judá ha prevalecido (o sea, ha vencido y conquistado).” Cuando Juan volteó para ver, él vio salir un Cordero ensangrentado y con muchas heridas porque había sido inmolado.