LA PALABRA HABLADA
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na”. Asà que pensé: “¿Seré yo mismo pensando eso?” Y yo
proseguĂ.
161. Algo me dijo: “Esta no es la hora”.
162. Me fui detrás del hangar, y levanté mi cabeza a Dios, y
dije: “Dios, ¿eso eras Tú que me estabas hablando?”
163. Él dijo: “Esta no es la hora, quédate fuera de
Palestina. Este no es el tiempo”. Entonces tomé mi boleto y lo
cambié, y me fui de allà a través de Roma, regresé a Lisboa,
Portugal, y de allĂ volvĂ a los Estados Unidos.
164. La hora no era todavĂa. La iniquidad de los gentiles no ha
sido llenada todavĂa, justamente hasta el borde de la copa; pero
algĂşn dĂa eso será, y Dios enviará a alguien allá, eso es un
profeta, y probará a ellos… ConfĂo que Dios lo levantará
pronto, cualquiera que éste sea, que lo levantará pronto. Yo creo
que eso tiene que venir. Por eso es que estamos estudiando eso, que
estamos tan cerca…
165. Y recuerde, el mismo minuto que los judĂos reciban a
Cristo, la Iglesia gentil se ha ido. Entonces los gentiles tienen
las plagas derramadas sobre ellos –la tribulación.
166. Y – y cómo hombres, grandes maestros enseñan – y
mirando en esta Biblia como esto – y dicen que la Iglesia va a
través del periodo de tribulación, cuando no hay ninguna Escritura
que diga eso. Ellos no tienen nada.
167. Un hombre vino a mĂ, no hace mucho, dijo: “Oh, la hermana
McPherson enseñaba que la Iglesia irĂa a travĂ©s de la
tribulación, porque seremos luces brillantes en ese tiempo”. Eso
es Israel entonces, no los gentiles. Los gentiles se han ido, la
Iglesia. Ellos no tienen que ir a través de ninguna tribulación.
El dragĂłn arrojĂł agua de su boca (capĂtulo 17) e hizo guerra
contra el remanente, las vĂrgenes durmientes, no la… La Iglesia
verdadera se ha ido. Ella ya está en la Cena de las Bodas para
estos – el espacio de tiempo donde la Cena de las Bodas continuará
hasta la Ăşltima semana. Y eso es cuando la tribulaciĂłn se
establezca, cuando las langostas y las persecuciones se levanten
sobre las iglesias, y cosas como esas. Entonces en el fin, en el
capĂtulo 19, aquĂ viene ella con su Novio (Aleluya), Rey de Reyes
y Señor de Señores, vestidura teñida en Sangre, y las huestes
celestiales montadas en caballos blancos viniendo con Él. AllĂ
ella