LA PALABRA HABLADA
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4. Ahora, ¿no es extraño? Abrà directamente a Daniel 9 cuando
abrĂ mi Biblia. Ahora, yo usualmente digo a todos que no quiten sus
sacos si tienen un agujero en su camisa, asĂ yo espero que la mĂa
no lo tenga… Pero yo he visto el tiempo cuando yo no podrĂa
quitarla, con un agujero en la camisa, de veras. Y yo creo que ésta
no tiene.
5. Ahora, oh, para mà mismo, nosotros – y yo creo que para la
audiencia, apreciamos la presencia del EspĂritu Santo esta mañana.
Y apreciamos el compañerismo y la presencia de cada uno. “Cuán
dulce, cuán bueno, cuán agradable es para los hermanos estar
juntos en unidad. Eso es como el precioso aceite de unciĂłn que
corre sobre la barba de Aarón hasta el borde de sus vestiduras.”
6. Fui hoy a comer al Blue Boar, y con quién nos encontramos
allá, nada menos que con el hermano Bill aquĂ, y la hermana Dauch,
sentados allà comiendo – comiendo algunos de los mejores pollos
fritos que he visto, y teniendo un maravilloso tiempo, el jugo le
salĂa, usted sabe. SubĂ las escaleras y encontrĂ© gran porciĂłn de
la Iglesia allá arriba; y ellos aun querĂan pagar por mi almuerzo.
Ahora, eso era realmente magnĂfico, yo aprecio eso.
7. Cuando llegué a casa, aquà viene Billy con un cajón de
tomates que alguien me trajo desde el bonito y fresco estado de
Georgia, donde eso es tan fresco allĂ (ellos me dijeron) para esta
temporada.
8. Encontré a un hombrecito afuera. Yo estaba saliendo de mis
entrevistas esta tarde y pasando por la Iglesia hace una hora y
media, y un individuo jovencito afuera, dijo… yo le dije: “Está
haciendo calor”. Él dijo: “De veras”. Yo supe que él era de
Georgia, asà dijo él: “Seguro hace calor allá en Georgia”.
9. Bien, estamos tratando de escapar de un lugar más caliente,
Âżverdad? Eso es para lo cual estamos aquĂ.
10. Muchas gracias, amigos, por todas sus bondades. ÂżQuĂ© podrĂa
yo hacer sin ustedes?, ÂżquĂ© podrĂa yo hacer sin ustedes? Si no
tuviera a nadie que me amara, a nadie que escuchara el mensaje,
todos mis mensajes no serĂan buenos de ninguna manera. Yo no puedo
predicar a los postes telefónicos y a los árboles. Ellos no
entenderĂan eso. AsĂ tiene que ser al pueblo como todos ustedes
que vendrán y escucharán eso. Y cuando usted viene y se sienta en
un lugar calien