📅 El Libro de Semanas - Pág 56
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LA PALABRA HABLADA 56 4. Ahora, ¿no es extraño? Abrí directamente a Daniel 9 cuando abrí mi Biblia. Ahora, yo usualmente digo a todos que no quiten sus sacos si tienen un agujero en su camisa, así yo espero que la mía no lo tenga… Pero yo he visto el tiempo cuando yo no podría quitarla, con un agujero en la camisa, de veras. Y yo creo que ésta no tiene. 5. Ahora, oh, para mí mismo, nosotros – y yo creo que para la audiencia, apreciamos la presencia del Espíritu Santo esta mañana. Y apreciamos el compañerismo y la presencia de cada uno. “Cuán dulce, cuán bueno, cuán agradable es para los hermanos estar juntos en unidad. Eso es como el precioso aceite de unción que corre sobre la barba de Aarón hasta el borde de sus vestiduras.” 6. Fui hoy a comer al Blue Boar, y con quién nos encontramos allá, nada menos que con el hermano Bill aquí, y la hermana Dauch, sentados allí comiendo – comiendo algunos de los mejores pollos fritos que he visto, y teniendo un maravilloso tiempo, el jugo le salía, usted sabe. Subí las escaleras y encontré gran porción de la Iglesia allá arriba; y ellos aun querían pagar por mi almuerzo. Ahora, eso era realmente magnífico, yo aprecio eso. 7. Cuando llegué a casa, aquí viene Billy con un cajón de tomates que alguien me trajo desde el bonito y fresco estado de Georgia, donde eso es tan fresco allí (ellos me dijeron) para esta temporada. 8. Encontré a un hombrecito afuera. Yo estaba saliendo de mis entrevistas esta tarde y pasando por la Iglesia hace una hora y media, y un individuo jovencito afuera, dijo… yo le dije: “Está haciendo calor”. Él dijo: “De veras”. Yo supe que él era de Georgia, así dijo él: “Seguro hace calor allá en Georgia”. 9. Bien, estamos tratando de escapar de un lugar más caliente, ¿verdad? Eso es para lo cual estamos aquí. 10. Muchas gracias, amigos, por todas sus bondades. ¿Qué podría yo hacer sin ustedes?, ¿qué podría yo hacer sin ustedes? Si no tuviera a nadie que me amara, a nadie que escuchara el mensaje, todos mis mensajes no serían buenos de ninguna manera. Yo no puedo predicar a los postes telefónicos y a los árboles. Ellos no entenderían eso. Así tiene que ser al pueblo como todos ustedes que vendrán y escucharán eso. Y cuando usted viene y se sienta en un lugar calien