📅 El Libro de Semanas - Pág 77
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EL SÉXTUPLE PROPÓSITO 77 ÂĄOh, mi corazĂłn gime, clama por ese dĂ­a de dulce libertad!,Cuando nuestro JesĂșs a la Tierra vuelva otra vez. (AmĂ©n). 104. Correcto. Ahora, el Milenio entonces estĂĄ en proceso. Eso es cuando el Milenio – cuando la ciudad serĂĄ construida. Cuarto... Yo tengo cerca de seis Escrituras mĂĄs, pero nos apresuraremos. Ahora, cuando regresemos, tomarĂ© estas otras Escrituras para darles una idea general. 105. NĂșmero cinco: SELLAR LA VISIÓN Y LA PROFECÍA. El Ángel vino a sellar la visiĂłn y la profecĂ­a. No—no me gusta decir esto, pero un gran escritor (el cual estaba leyendo el otro dĂ­a), ÂĄsĂ­ que tenĂ­a eso enredado! Él dijo que eso era... Ahora, para mostrar quĂ© estupidez... ÂĄOh, excĂșsenme, no quise decir eso! PerdĂłnenme; no quise decir eso; realmente que no. No. Un hombre sin unciĂłn. ÂżVen? 106. El hombre dijo: “Usted ve que esas visiones y profecĂ­as fueron siempre permitidas a la Iglesia judĂ­a”. Y dijo: “Desde el tiempo de Daniel en adelante, cuando Daniel vino, eso quiso decir que ellos no tendrĂ­an mĂĄs visiones y profecĂ­as”. Dijo: “Todas esas cosas hoy que hablan de tener visiones y profecĂ­as eran cosas del diablo, que no habĂ­a tal cosa como visiones y profecĂ­as”. Hermano, ha habido docenas de profetas despuĂ©s de Daniel. Y hubo un Juan el Bautista, hubo un Jesucristo; estuvieron los profetas del Nuevo Testamento; hubo visiones, hubo ĂĄngeles. ÂĄCĂłmo en el mundo puede un hombre decir eso! Pero vea usted, eso es con un motivo egoĂ­sta – procurando empujar algo sobre la gente, hacer una pequeña doctrina en la Iglesia, una cosa insignificante, que llegaba a ser una realidad al pueblo. Y si el pueblo no tiene el EspĂ­ritu Santo, serĂĄn engañados por eso. 107. Ahora, no debemos tomar lo que algĂșn hombre dijo. Ahora, no hay una Escritura para probar eso. AsĂ­ que ÂżcĂłmo podrĂ­a yo recibir eso? Bien, vamos a averiguar lo que realmente es el sellamiento. ÂĄVigilen! Él viene para hacer eso: SELLAR LA VISIÓN Y LA PROFECÍA. 108. Ahora, vamos a regresar al libro de Daniel donde estĂĄbamos. AllĂ­ en el libro de Daniel encontraremos justo lo que decĂ­a. Ahora, abramos en Daniel en el capĂ­tulo 12. Ahora, mientras llegamos a