LA PALABRA HABLADA
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Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y
selladas hasta el tiempo… [La congregación dice: “del fin”
–Editor] (Oh, no olviden eso)… hasta el tiempo del fin. Muchos
serán limpios, y emblanquecidos, y purificados; mas los impĂos
obrarán impĂamente: y ninguno de los impĂos entenderá, pero los
entendidos entenderán.
113. El mensaje del tiempo del fin lo revelará, la última edad
de la Iglesia. ¡Gloria! ¡Allà está! ¡Oh, vaya! Me sacude
pensarlo. El misterio, las cosas que la iglesia en el mundo guiña
sus ojos y dice: “TonterĂas”. El misterio de quiĂ©n fue
Jesucristo – no una tercera persona, no la segunda persona, no la
tercera persona, sino la persona de Dios. Todos estos otros
misterios de Dios serán revelados, porque está escrito aquà en
este Libro, y será revelado a la generación del tiempo del fin.
Ellos no pueden verlo en los seminarios y escuelas y denominaciones,
igual que los judĂos no podĂan ver a JesĂşs siendo el MesĂas. No
es extraño que ellos traten de pensar que usted es loco. No importa
que ellos piensen que usted es necio. No es extraño que ellos no
puedan entender por qué usted no cacarea con ellos; porque hay un
poder y una visión detrás de eso, una palabra de Dios que ha sido
revelada para poner a la Iglesia en orden para el Rapto y la ida a
la Casa. SĂ. “Muchos correrán de allá para acá y la ciencia se
multiplicará.” Ciertamente.
114. Ahora, Âżcuál es la otra cosa que serĂa conocida? Mire las
iglesias hoy. Aquà está. Yo espero que eso no lo lastime, pero
tengo que decĂrselo. Haciendo…
115. En este dĂa se levantará el anticristo.
116. Ahora recuerde, cuando lleguemos a los Sellos, ese
anticristo cabalgará a través de estos Sellos. Daniel habló de
esto aquĂ, “el prĂncipe que vendrĂa”. Él serĂa cortado
(JesĂşs lo serĂa) para hacer expiaciĂłn por Su pueblo. Pero ese
prĂncipe que se levantarĂa, que causarĂa “la abominaciĂłn para
hacer desolación,” ese fue Roma por medio de Tito; y en este
tiempo es un prĂncipe que sale de Roma que lo hará. Y Ă©l será
revelado en los Ăşltimos dĂas (ahora, escuchen) “haciĂ©ndose a sĂ
mismo Dios,” como el EspĂritu Santo nos advierte en Segunda de
Tesalonicenses, el segundo… Vamos justo a ello –