📘 Citas Principales - Pág 98
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Cita 98 - “Yo dije: “Oh, lo siento mucho, Señor, no me había fijado que estaba usando el extremo incorrecto.” El dijo: ¡No puedes enseñarle a los bebés cosas sobrenaturales sin causar comparaciones carnales!” Entonces sentí que me iba adentro de otra dimensión todavía más alta. Yo estaba parado en el aire en la Carpa más grande que he visto en mi vida. Yo estaba sobre la gente con la plataforma por debajo de mí. Yo apenas había terminado de predicar y había hecho el llamamiento al altar. Allí había cientos y cientos de personas parados con sus manos levantadas en el aire, llorando. Yo estaba tratando de hacer que mis pies fueran hacia abajo donde ellos estaban, pero permanecí en el aire. Un hombre con un corazón verdaderamente amable, bien parecido, dio un paso ante la gente, y dijo: “Queridos amigos, mientras nuestro hermano Branham está tomando unos momentos de descanso de este maravilloso llamamiento al altar, vamos a formar una línea de oración a la derecha.” Una línea de oración se formó completamente alrededor del interior de la Carpa, afuera hacia a la calle, tan lejos como podía ver. Dentro de la Carpa, yo vi una lona extendida de alrededor de cuatro pies de alto, con una puerta en este cerco de lona. Adentro de este cerco, estaba asentado un pequeño cuarto de madera cuadrado. Una señora estaba parada en la puerta del cerco de lona, tomando el nombre y la tarjeta de oración de la señora acostada en una camilla de ruedas. Detrás de la camilla estaba un hombre con muletas, y la señora tomó su nombre y tarjeta también. Un hombre fuerte salió y empujó a la señora en la camilla a través de la puerta del cerco de lona, y a través de una puerta hacia adentro del pequeño cuarto de madera. Yo oí el familiar sonido silbante hecho por la Luz que acompaña mi ministerio, y yo lo vi irse de mí hacia el pequeño cuarto. El Angel del Señor estaba todavía parado junto a mí en el aire. El me dijo: “¡Yo te encontraré allí!” Y yi Su mano apuntar al pequeño cuarto. El añadió: “Este es el tercer halón!* Yo dije: “No entiendo esto.” El respondió: *; Allí adentro, yo te encontraré!” Yo observé y vi la señora enferma salir por la puerta en el lado opuesto del pequeño cuarto. Ella se había bajado de la camilla y la empujaba. Una señora estaba allí para tomar su testimonio en una grabadora de cinta y preguntó qué había acontecido en el pequeño cuarto. Ella contestó: “¡Yo no sé!” Entonces salió el hombre, cargando sus muletas. La señora le preguntó qué había acontecido en el pequeño cuarto, y él contestó: “Yo no sé.” El Angel del Señor dijo: “Esto no será un espectáculo público. ¿No está escrito en la Escritura de las Palabras de nuestro Señor: “Mas tú cuando ores, entra en tu cámara y cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará en público? No seas como los hipócritas que hacen su espectáculo público de las cosas, mas entra en tu cámara secreta.' Entonces el Angel del Señor y yo descendimos dentro del pequeño cuarto. ¡LO QUE ÉL ME DIJO ALLÍ, TENDRÉ QUE GUARDARLO EN SECRETO EL RESTO DE MI VIDA P” Magazín de la Voz, Vol. IV No. 2, Marzo, 1956