📖 El Libro de Edades - Pág 28
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LAS SIETE EDADES DE LA IGLESIA 28 98. La palabra “lavado” en realidad es “libertado”. “Nos ha libertado de nuestros pecados por Su Sangre.” ¿No es maravilloso? Pero, ¿tiene usted mente espiritual? ¿Lo discernió usted? Fue Su propia Sangre que nos libertó completamente de nuestros pecados. No fue sangre humana, fue la Sangre de Dios. Pedro la llamó la Sangre de Cristo. Pablo la llamó la Sangre del Señor y la Sangre de Jesús. No son tres personas, sino UNA PERSONA. Allí está esa revelación de nuevo, UN Dios. Aquel Jehová Dios Omnipotente bajó y se hizo un cuerpo por medio del nacimiento virginal, y moró en él para que pudiera ser la Sangre de Dios lo que nos libertara (libertarnos completamente) de nuestros pecados y nos presentara sin mancha delante de Sí mismo con grande alegría. 99. ¿Quiere usted un tipo en el Antiguo Testamento? Volvamos al Huerto del Edén. Cuando la primera noticia llegó a la Gloria de que el hijo, Adam, se había perdido, ¿mandó Dios a un ángel? ¿Mandó a un hijo? ¿Mandó a otro igual como nosotros? No. Él mismo vino para redimir a aquel hijo perdido. ¡Aleluya! Dios no confió Su plan de salvación a otro. Él solamente confiaba en Sí mismo. Dios fue hecho carne y habitó entre nosotros, y nos redimió a Sí mismo. Nosotros somos salvos por “la Sangre de Dios.” El Dios Eterno habitó en un cuerpo mortal para quitar el pecado. Él llegó a ser el Cordero para derramar Su Sangre y entrar con ella detrás del velo. 100. Considere esto: Siendo que es la Sangre de Dios, es sangre perfecta; y si la sangre perfecta nos ha libertado del poder, la servidumbre y la contaminación del pecado, entonces es una libertad completa y perfecta. Ahora, pues, no hay condenación. ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica (nos declara justos).¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió…Romanos 8:33-34 101. Allí está. Su muerte nos dio la Sangre. La Sangre nos ha libertado. Ahora ya no hay condenación. ¿Cómo puede haber? No hay nada por lo cual podamos ser condenados, porque la Sangre nos ha libertado del pecado. Somos libres, sin tacha. No escuchen al hombre, escuchen la Palabra. Sois libertados por la Sangre. 102. Ahora, no vayan a ligarse de nuevo con las tradiciones, las organizaciones y los credos. No vayan a ser desviados escuchan