LA EDAD DE EFESO 79
Era una ciudad muy rica. El gobierno era romano pero el idioma era el griego. Los historiadores creen que Juan, María, Pedro, Andrés y Felipe fueron enterrados en esta hermosa ciudad. Pablo, el fundador de la verdadera fe en esta ciudad, fue pastor en ella solamente por unos tres años; pero cuando él estaba ausente del rebaño, continuamente estaba pensando en ellos y orando por ellos. Timoteo fue su primer obispo. Pablo, apóstol de Jesucristo por la ordenación de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo, nuestra esperanza;A Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús nuestro Señor. Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando partí para Macedonia, para que requirieses a algunos que no enseñen diversa doctrina.1 Timoteo 1:1-3
31. El mismo nombre, Efeso, tiene un extraño sentido compuesto: “apuntado a” y “descansado”. Los anhelos elevados de esta edad, que habían empezado con la plenitud del Espíritu (la profundidad de Dios), por medio de la cual estaban prosiguiendo a la soberana vocación de Dios, comenzaron a dar lugar a una actitud menos vigilante. Una dedicación menos ardiente a Jesucristo empezó a manifestarse como un pronóstico de que en las edades futuras el vehículo conocido como la iglesia se hundiría en la horrorosa “profundidad de Satanás”. Había llegado a estar reposada y estaba flotando. La edad ya estaba decayendo. Ya había dejado su primer amor. La pequeña simiente sembrada en la edad de Efeso algún día crecería en el espíritu de error hasta que toda ave inmunda del aire viniera a reposar en sus ramas. Aquella planta pequeña aparecería tan inofensiva al razonamiento humano de la nueva Eva (la Iglesia Nueva) que sería engañada de nuevo por Satanás. La edad de Efeso le había presentado a ella la oportunidad para obtener lo mejor de Dios, y por un tiempo ella prevaleció, pero luego descansó, y en aquel momento de descuido, Satanás sembró su simiente de ruina completa.
32. La misma religión de Efeso tipifica perfectamente esta primera edad de la Iglesia y fija el curso de las edades venideras. En primer lugar, el magnífico templo de Diana, que estuvo tantos años en construcción, tenía en sus cortes sagradas la imagen de Diana tan modesta y discreta como uno jamás podría imaginar