LOS SIETE SELLOS 28
103. Pero ahora Elías fue clasificado como un hombre loco. ¿Puede usted imaginarse esta situación? Allí estaban todas las mujeres cortándose el cabello al estilo moderno y pintándose la cara como Jezabel, la primera dama del país; los predicadores todos se habían metido en las cosas del mundo, y todo estaba muy feo. Luego ¿qué sucedió? Allí vino Elías condenando todo, desde Jezabel para abajo. Le dijeron: “Nosotros no tenemos que escucharte, tenemos nuestros pastores.” Por supuesto, no le tenían que escuchar, pero de todos modos él era su pastor. Elías era el pastor de Jezabel. Ahora, puede ser que ella tenía otro, pero la verdad era que Dios había mandado a Elías y él era su pastor; él era el pastor enviado de Dios para Jezabel. Ella le odiaba, pero de todos modos él era su pastor.
104. Ahora fíjese bien: Elías se humilló y se quedó con lo que decía Dios, de tal manera que a Dios le agradó tomar ese mismo espíritu de Elías, y prometió usarlo tres veces más. ¡Amén! ¡Así lo hizo; amén! Él prometió que vendría, y así vino sobre Eliseo, su sucesor; luego vino sobre Juan el Bautista; y según Malaquías capítulo 4, debe estar aquí otra vez en los últimos días. Dios amó el espíritu que estaba sobre aquel simple campesino sin educación. Ese espíritu era tan obediente a Su Palabra, que Él podía decir: “Elías, haz esto,” en seguida Elías lo hacía. Dios se escondió en ese vaso con una sencillez tan tremenda que todos los demás decían: “Aquel es un loco, no tengan nada que ver con él.” Pero un cierto día cuando él era ya viejo y su cabeza calva, su barba gris y larga, los pocos cabellos que tenía le colgaban por el hombro, sus brazos delgados y la carne colgándole de los huesos; él venía caminando hacia Samaria con sus ojos fijos en el cielo, tenía un palo chueco en la mano, no era una persona muy hermosa a la vista, pero tenía el ASÍ DICE EL SEÑOR. Él no comenzó a tartamudear, ni a excusarse, ni a decir algo así: “Oh, grande rey Achab...” Entró allí y dijo: “Ni aun el rocío caerá del cielo hasta que yo lo pida.” Dios había honrado su sencillez. Ahora, mientras permanecía en manera sencilla, todos estaban en contra de él, todos querían acabar con él, la asociación ministerial y también los demás. Correcto, querían aniquilarlo. Pero en aquella sencillez, aunque nadie quería cooperar en sus campañas, y todos decían que estaba loco, Dios se estaba escondiendo. Pero cuando llegó la hora para la madurez de la simiente que había sido sembrada, Dios se manifestó enviando el fuego del Cielo que lamió el agua alrededor del altar. Eso fue Dios escondiéndose en la simplicidad, luego revelándose. Le agradó a Dios obrar de esa manera; Él siempre ha obrado así. Sí señor.
105. Ahora, hallamos que Él prometió estas cosas; pero el problema hoy está en que nosotros como humanos, queremos educar nuestra mente en la vía del seminario y la denominación hasta el punto donde Dios no puede ni usarnos. Dios le da a un hombre un empuje,