LA BRECHA 79
cuando Juan vio este Cordero que venía procediendo de otra parte, hasta ahora ni Juan mismo lo había podido ver, porque venía de allá muy adentro en las eternidades intercediendo y mostrando que aquellos que vinieron a Dios por medio de las ofrendas de sangre de becerros y machos cabríos como sustitutos, que esto era para ellos también; porque todos aquellos que creyeron en esos sacrificios señalaban Su Venida porque la Sangre no había sido derramada todavía, y Él estaba para redimirlos a ellos también, igual como a mí y a usted. ¡Oh Dios, espero que Él esté allí esta noche!
99. El Cordero fue inmolado para todo pecador. ¿Cómo puede Jehová ver alguna otra cosa que no fuera ese Cordero ensangrentado allí? Y ahora, el Cordero salió plenamente en la visión y se veía que había sido inmolado. Fíjese bien: El Cordero vino del Trono del Padre. ¡Piense! Para llegar a esta visión ¿de dónde vino? Vino de la gloria, donde estaba sentado a la diestra de Dios, y vino de la gloria para presentarse en la visión de Juan. ¡Qué cosa tan gloriosa sería si nuestros pensamientos tan pecaminosos pudiesen ser echados a un lado en esta noche lo suficiente como para aceptarlo, y Él vendría desde la gloria para darse a conocer a cualquiera! El Cordero vino desde la gloria para interceder, y ahora para hacer el reclamo sobre Su Obra como Redentor.
100. Recuerde, acá Él estaba antes en Su Obra de Mediador, pero ahora los sellos están a punto de ser abiertos y el Cordero vino del Santuario de Dios y se presentó. Espere usted hasta cuando lleguemos a esa media hora de silencio de Apocalipsis 8:1, cuando había humo en el Santuario, entonces ya no hay intercesión porque el Sacrificio ha salido y ahora es un tribunal de juicio. Ya no hay Sangre para ese tiempo porque el Cordero ensangrentado salió de allí. No vaya usted a esperar hasta ese tiempo.
101. Recuerde allá en el Antiguo Testamento, que por el tiempo que la sangre no estaba sobre el propiciatorio, entonces era tribunal de juicio; pero si estaba la sangre, entonces había misericordia; pero cuando el Cordero salió, allí terminó la misericordia. Ahora, ¿qué ha sido Él? Ha sido un Intercesor. Ninguna otra persona... Dígame usted entonces ¿de dónde sacan esto que María puede interceder? ¿Qué puede ofrecer María? ¿Qué puede ofrecer San Francisco de Asís? ¿Qué puede ofrecer Santa Cecilia o cualquier otro ser humano? Juan no vio a mil santos salir del lugar de mediación, sino que vio un Cordero, un Cordero que había sido inmolado y estaba ensangrentado. A mí no me importa cuántos santos hayan muerto porque todos merecían la muerte. Todos la merecían, como dijo el ladrón en la cruz al lado de Jesucristo: “Nosotros hemos pecado y merecemos esto, pero este hombre ningún mal ha hecho.” Él fue el único digno, y aquí venía del lugar intercesorio. Y ¿qué viene a hacer? Fíjense bien: