LA BRECHA 85
123. Pero ahora en este Libro de aspecto séptuple de los sellos de la redención, el que el Cordero tomó, y Él fue el único que pudo tomarlo, y lo tomó de la diestra de Aquel que estaba sentado sobre el Trono; ahora viene para reclamar Sus derechos que redimió para mí y usted. Viene para reclamar lo que redimió para nosotros, todo lo que tuvo Adam en el Huerto del Edén. Él nos ha redimido de nuevo a todo aquello. Ahora, viendo el Cordero con el Libro en la mano, estamos listos para rogar Su gracia y misericordia sobre nosotros, para que nos abra este Libro con los siete sellos y nos deje ver un poquito más allá de la cortina del tiempo.
124. Note que cuando Él tomó el Libro, el acta del título, estaba sellado. Retenga eso bien en la mente. Ahora abre los sellos de los misterios para revelarlos y traerlos a todos Sus súbditos redimidos. Ahora cuando llegamos a esto en el estudio de los Sellos vamos a ver aquellas almas bajo el altar clamando: “Señor, ¿hasta cuándo? ¿hasta cuándo?” Y aquí está como Mediador sobre el altar, diciendo: “Un corto tiempo más, porque hay otros que tienen que sufrir como ustedes.” Pero ahora Él viene de ese lugar en el último sello; ya no es Mediador sino Rey. Y ¿qué hace? Si es el Rey, entonces tiene que tener súbditos, y Sus súbditos son aquellos que ha redimido. Y ellos no pueden venir ante Él hasta que Él tome los derechos de la redención. Y ahora Él sale de Su posición de Mediador, de donde la muerte nos entregó a la tumba, Él ahora viene con los derechos (¡Amén!); y aun aquellos que están vivos y han quedado hasta ver Su Venida, no estorbarán a aquellos que duermen, porque la trompeta de Dios sonará, en la última trompeta, cuando el último sello es abierto, cuando el séptimo ángel haya dado su Mensaje, entonces sonará la última trompeta; y los muertos en Cristo resucitarán, y nosotros que estamos vivos, que hayamos quedado, seremos arrebatados juntos para recibir al Señor en el aire. Él ahora se presenta para reclamar Su posesión.
125. Ahora fíjense bien: Él abre los sellos y revela los misterios. Y ¿a quién revela Él estas cosas? A la última edad de la Iglesia, la única que queda viva. Todas las demás están durmiendo. Él dijo: “Si viene en la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima vigilia.” En la séptima vigilia fue oído el clamor, la llamada: “He aquí, el esposo viene; salid a recibirle.” Y cuando se escuchó esto, luego las vírgenes fatuas, las iglesias nominales, dijeron: “Yo también quisiera tener el Espíritu Santo.” ¿Ha notado usted el gran interés entre los presbiterianos y los episcopales? ¿Escucharon aquí el Mensaje que prediqué el otro día en Phoenix, Arizona, dirigido a aquellos hombres de negocio que en su revista mensual llevan los testimonios de distintos clérigos que según ellos han recibido el bautismo del Espíritu Santo? Y les hice la pregunta: