LA BRECHA 89
rápidamente, note. Estamos en el versículo 7, pero del 8 al 14 quiero que se fijen lo que sucede: Todo lo que estaba en el Cielo y todo lo que estaba sobre la Tierra... Vamos a leerlo mejor, empezando con el versículo 6:Y miré; y he aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaban un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra (Los siete mensajeros de las siete edades de la Iglesia que mantuvieron el fuego ardiendo).Y él (el Cordero) vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono.
138. Ahora, fíjense bien en lo que sucedió cuando Él hubo hecho esto. ¡Qué gran jubileo! Esto es exactamente cuando son abiertos estos Sellos. En seguida veremos la media hora de silencio. Estamos empezando hoy y el domingo entrante terminaremos aquí mismo. Escuchen bien. Si están listos digan: “Amén.”
139. Cuando Él hubo hecho esto, cuando toda la Creación estaba gimiendo y nadie sabía qué hacer, allí estaba Juan llorando, entonces se presentó el Cordero. El Libro estaba en las manos del dueño original porque el hombre había caído y perdido el Libro y no había otro hombre digno de tomarlo para redimir la Tierra. Ningún sacerdote, ni papa, ni nada, como dije anteriormente. Pero vino el Cordero... no fue ninguna virgen María, ni Santa Fulana ni San Mengano, sino el Cordero fue Quien vino, sangrando e inmolado, y tomó el Libro de la diestra de Aquel que estaba sobre el Trono. Y cuando vieron que en verdad había un Redentor... Todas las almas bajo el altar, los ángeles, los ancianos y toda la Creación vio que esto sucedió... Ahora, todo esto queda todavía en el futuro. Esta noche Él todavía es un Mediador, pero esto le queda en el futuro. Fíjense:Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro animales y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero, teniendo cada uno arpas, y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.
140. Ahora, esos son los que están bajo el altar, que han orado desde hace mucho; ellos han orado por la redención, por la resurrección; y ahora vemos estos ancianos vaciando las oraciones, porque ahora tenemos representante, tenemos un Pariente en el Cielo que se ha presentado para reclamar lo Suyo. Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y nos has redimido para Dios (¡Fíjense!) con tu sangre, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;