LA PALABRA HABLADA
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en sus manos. Usted es el único que puede perdonarlo”. El
señor Lincoln recogió un pedazo de papel y su pluma, y firmó:
“Perdona a este tal y tal. Abraham Lincoln”. Él corrió de
nuevo a la cárcel, y dijo: “Aquí está esto, he obtenido tu
perdón”.
58. Y el hombre dijo: “Yo rehúso a mirar eso. Eso hubiera
tenido un gran sello sobre eso. Eso hubiera sido todo. Tú estás
solamente tratando de burlarte de mí. Eso no es de Abraham Lincoln.
Cualquiera podría firmar su nombre, pero eso tendría que ser
documentado por su sello y así, si eso viniera de él”. Y el
hombre le persuadía, aunque el hombre en la prisión pensó que
éste estaba bromeando con él. Y se fue. La siguiente mañana fue
fusilado. Entonces, después de que él fue fusilado, entonces allí
había un juicio en la Corte Federal, porque Abraham Lincoln, 24
horas antes de que este hombre fuese fusilado, había firmado su
nombre para que este hombre fuera perdonado. Y el Gobierno lo fusiló
a este hombre de todos modos. ¿Entonces qué? Entonces la Corte
Federal de los Estados Unidos dijo – vino a esta decisión la
Corte Federal, dijo: “Un perdón no es perdón, a menos que sea
recibido como perdón”.
59. Y Jesús redimió a Israel en el Calvario, pero eso no fue un
perdón para ellos, porque ellos no lo recibieron como un perdón.
Pero en nuestra lección ahora, sobre estas Setenta Semanas,
hallamos que ellos regresan y reciben su perdón. Pero Él redimió
a la Iglesia. Entonces estamos perdonados, porque hemos recibido la
Sangre de Jesucristo como nuestro perdón.
60. Ahora descubrimos que Él fue nuestro Pariente Redentor, y Él
tomó el Libró de las manos del Dueño original. Ese es un Título
de Redención. Descubrimos eso. ¿Recuerda usted el estudio? Ese es
un acta de Título de Redención. Es un Título abstracto que va
incluido ahí; que en el Huerto del Edén Dios requirió vida por la
muerte. Por eso Jesús, el Justo, murió y tomó el Título de
Propiedad y pudo romper sus Sellos, revelar lo que estaba en ellos,
y dar a Su pueblo la herencia que pertenecía a Él. Vida Eterna que
Él heredó por hacer eso. Él traspasó Su Vida en el Calvario, y
la dividió entre nosotros por el Espíritu Santo. ¡Amén! Ningún
hombre ha podido jamás siquiera llegar a imaginarse lo que fue ese
amor, lo que Él hizo.