INSTRUCCIONES DE
GABRIEL A DANIEL 21
ser un mensaje de enseñanza). Pero por sesenta y ocho años él
tuvo la victoria y fue puro ante Dios, sin el bautismo del EspĂritu
Santo, sin la Sangre de Jesucristo para hacer intercesión por él,
con solamente la sangre de toros y machos cabrĂos y novillas, las
cuales él tuvo que ofrecer secretamente por causa de las
tradiciones paganas de esa tierra. Ellos habĂan sido tomados allĂ.
JeremĂas profetizĂł de ellos, que ellos estarĂan allĂ.
77. Ahora, Daniel… ¡Oh, vaya! Él habĂa comenzado a ver que
el tiempo estaba acercándose, como estamos hoy. Daniel comenzó a
entender, dijo él, por la lectura de los libros. Y en el primer año
del reinado de Daniel – en el reino…Yo Daniel miré atentamente
en los libros el número de los años, del cual habló Jehová al
profeta JeremĂas, que serĂan completadas en 70 años… desolaciĂłn
de Jerusalén.
78. JeremĂas en el año 606 a.C. profetizĂł a causa de su pecado
e impiedades, que ellos estarĂan 70 años.
79. ÂżUsted recuerda que vino otro profeta en aquel dĂa? Yo no
puedo decir su nombre en esta ocasiĂłn. Yo podrĂa quizás
conseguirlo para ustedes en – en unos pocos minutos si hubiera
buscado por un rato. Pero Ă©l subiĂł y dijo: “JeremĂas, tĂş estás
equivocado. Dios solamente va a tener a Israel allĂ por tantos dĂas
–por tantos– cerca de dos años”.
80. JeremĂas dijo: “AsĂ sea, amĂ©n.” Él dijo: “Pero
espera un minuto. PermĂtame que usted y yo chequeemos el uno con el
otro como profetas.” Él dijo: “Recuerda, ha habido éstos
quienes profetizaron antes de nosotros, y ellos dijeron cosas que
fueron equivocadas. Y Dios lidiĂł con ellos por decir cosas erradas.
Asà que estemos seguros. Pero el Señor Dios me ha dicho que
todavĂa hay setenta años”. Dios hiriĂł a ese falso profeta y
quitó su vida ese mismo año, porque Dios le ha dicho a su
verdadero profeta que habĂa setenta años.
81. Y yo quiero que usted note cĂłmo Daniel, aun como extranjero,
aun echado de su pueblo, echado de su Iglesia, sin un servicio en
una Iglesia, sin una Iglesia a dĂłnde ir, sin un himno para ser
cantado, sino lo que Ă©l mismo cantĂł en medio de todo esto, todavĂa
se agarrĂł de lo que el profeta habĂa dicho. ¡AmĂ©n, amĂ©n!