📅 El Libro de Semanas - Pág 22
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LA PALABRA HABLADA 22 82. No tenía Iglesia dónde ir, nadie con quien tener compañerismo, todo el mundo se iba a los templos paganos, todo el mundo adoró sus ídolos, no había cantos cristianos, nadie creía las cosas que él creía; y en sesenta y ocho años, desde un hombre joven cerca de 12 o 14 años de edad cuando él fue llevado allí, él permaneció fiel a Dios, y entendió por el profeta Jeremías que los días estaban casi cumplidos. Cómo eso advertiría el corazón de cualquier verdadero profeta hoy; que nosotros miremos atrás y veamos lo que este verdadero profeta dijo, y conozcamos que estamos en el tiempo del fin. 83. Él dijo: “Entendí por los libros que Jeremías, mi hermano, muchos, muchos años atrás profetizó que Israel estaría aquí setenta años, y ese tiempo está cerca de ser cumplido”. Y él mismo se alistó, entró en ayuno, y se santificó a sí mismo, y cuando – cenizas y cilicio, y lo puso sobre su cabeza, y fue para ayunar y orar para entender acerca del día que estaban viviendo. 84. Y si Daniel, el profeta del Señor, pudo consultar los libros del profeta Jeremías y traerlos a tal lugar donde Israel estaba supuesto a salir (todos ellos vivos, estaban saliendo de Babilonia para regresar a su patria), le causó ayunar vestido de cilicio y ceniza, ¡cuánto más debería ser la Iglesia del Dios viviente para saber que el tiempo se está acabando y no será más, y la venida del Señor Jesucristo y el gran Milenio listo para establecerse! ¿Cómo podemos malgastar el tiempo jugando, nadando en las piscinas los domingos, y no dando tiempo al Señor? Yéndose si el pastor habla sobre algo u otra cosa que a usted no le gusta, usted se levanta y se va. Y si él – y si en la Iglesia el culto dura mucho, pues usted está – usted está – usted está insatisfecho. Miren nuestra condición. Miren lo que estamos haciendo. Compare nuestra vida con ese profeta. Un hombre en un reino entero sin Iglesia para ir y ninguna parte para ir… Esa fue destruida y quemada. Su ciudad, su pueblo estaba cautivo. Sesenta y ocho años, sesenta y nueve, setenta –le quedaban dos años. 85. Así que cuando él comenzó a leer en el libro y ver que el tiempo estaba acercándose para cumplir –ser cumplido, él fue a Dios en oración para averiguar acerca de eso. ¡Qué tiempo! Qué estamos haciendo cuando naciones están desmoronándose, los corazones de