LA PALABRA HABLADA
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82. No tenĂa Iglesia dĂłnde ir, nadie con quien tener
compañerismo, todo el mundo se iba a los templos paganos, todo el
mundo adorĂł sus Ădolos, no habĂa cantos cristianos, nadie creĂa
las cosas que Ă©l creĂa; y en sesenta y ocho años, desde un hombre
joven cerca de 12 o 14 años de edad cuando Ă©l fue llevado allĂ,
Ă©l permaneciĂł fiel a Dios, y entendiĂł por el profeta JeremĂas
que los dĂas estaban casi cumplidos. CĂłmo eso advertirĂa el
corazĂłn de cualquier verdadero profeta hoy; que nosotros miremos
atrás y veamos lo que este verdadero profeta dijo, y conozcamos que
estamos en el tiempo del fin.
83. Él dijo: “EntendĂ por los libros que JeremĂas, mi
hermano, muchos, muchos años atrás profetizĂł que Israel estarĂa
aquà setenta años, y ese tiempo está cerca de ser cumplido”. Y
él mismo se alistó, entró en ayuno, y se santificó a sà mismo,
y cuando – cenizas y cilicio, y lo puso sobre su cabeza, y fue
para ayunar y orar para entender acerca del dĂa que estaban
viviendo.
84. Y si Daniel, el profeta del Señor, pudo consultar los libros
del profeta JeremĂas y traerlos a tal lugar donde Israel estaba
supuesto a salir (todos ellos vivos, estaban saliendo de Babilonia
para regresar a su patria), le causĂł ayunar vestido de cilicio y
ceniza, ¡cuánto más deberĂa ser la Iglesia del Dios viviente
para saber que el tiempo se está acabando y no será más, y la
venida del Señor Jesucristo y el gran Milenio listo para
establecerse! ÂżCĂłmo podemos malgastar el tiempo jugando, nadando
en las piscinas los domingos, y no dando tiempo al Señor? Yéndose
si el pastor habla sobre algo u otra cosa que a usted no le gusta,
usted se levanta y se va. Y si él – y si en la Iglesia el culto
dura mucho, pues usted está – usted está – usted está
insatisfecho. Miren nuestra condiciĂłn. Miren lo que estamos
haciendo. Compare nuestra vida con ese profeta. Un hombre en un
reino entero sin Iglesia para ir y ninguna parte para ir… Esa fue
destruida y quemada. Su ciudad, su pueblo estaba cautivo. Sesenta y
ocho años, sesenta y nueve, setenta –le quedaban dos años.
85. Asà que cuando él comenzó a leer en el libro y ver que el
tiempo estaba acercándose para cumplir –ser cumplido, él fue a
Dios en oración para averiguar acerca de eso. ¡Qué tiempo! Qué
estamos haciendo cuando naciones están desmoronándose, los
corazones de