INSTRUCCIONES DE
GABRIEL A DANIEL 37
141. Y yo ruego a cualquier historiador que pueda oír la cinta,
que me escriba y me diga de cuando la iglesia se organizó, si Dios
no la puso en el estante y jamás volvió a tratar con ella. Dígame
cuándo Él levantó alguna vez a los luteranos de nuevo,
wesleyanos, metodistas o pentecostales. Nunca lo hizo. ¡Esa
organización tirada allí se corrompió y se pudrió! Dios tomó
individuos y trató de señalar al pueblo de nuevo a la tierra. Y un
hombre, un individuo tan débil y afeminado con alguna clase de
grado, hasta que ellos organizaron otra organización, haciéndolo
dos veces más hijo del infierno que cuando comenzó.
142. Pero en alguna parte, ciertamente, Jehová tiene a un hombre
a quién Él puede ponerle Sus manos encima, quien no se
comprometerá con esos píos – organizaciones impías, quien hará
volver el pueblo a la Roca, Cristo Jesús, volver al Pentecostés
original y al Espíritu Santo original, con las señales originales
y maravillas originales. Ciertamente Él tiene uno en alguna parte,
quien no desmayará bajo ninguna clase de persecución, abandono,
cancelación, desacuerdo, o cualquier otra cosa; que permanecerá
con eso.
143. Dios nunca bendice a Israel hasta que llegue a su tierra.
¡Dios nunca lo bendecirá a usted un metodista, bautista,
presbiteriano, católico o peregrino de sanidad, nazareno, “Iglesia
de Cristo”, u – u organizaciones pentecostales! ¡Él nunca les
bendecirá de esa manera! Vuelvan a la tierra, al principio, vuelvan
a la experiencia pentecostal, como sucedió en el día de
Pentecostés cuando el poder del Dios viviente cambió esas miles de
gentes y puso a arder sus corazones con el Fuego de Dios que mostró
lo genuino, no señales imitadas, no alguna telepatía fabricada, no
alguna mofa que entraron a una carrera de ratas como tenemos en
América: “Quién puede tener la carpa más grande, quién puede
tener la multitud más grande”. ¿Qué diferencia hace eso a Dios?
¡Dios quiere gente honrada de corazón, no las grandes multitudes!
Y nosotros todos tenemos aquí una carrera de ratas corriendo –¡Qué
desgracia!– para ver si nosotros podemos añadir mil más a
nuestra organización. Eso es una desgracia. Él quiere que nosotros
regresemos a la verdad, regresar al Espíritu, regresar a la vida
correcta, regresar al camino en Cristo, de nuevo a