📅 El Libro de Semanas - Pág 96
⬅️ 96/162 ➡️
LA PALABRA HABLADA 96 deje que ellos me agarren,” gritando y agarrándose en la cama. Dijo: “Allí están parados, ¿no puede verlos? Vienen detrás de mí.” Él había postergado a Dios por mucho tiempo. Él tenía grandes graneros llenos de heno, llenos de trigo, finos caballos de carrera. Un año antes él maldijo a Dios en su cara, abofeteó a su esposa por ir al tabernáculo. ¿Usted sabe lo que sucedió? Rayos golpearon su granero, mataron sus caballos y quemaron su heno. Y el hombre murió en alguna clase de hechizo, tratando de quitarse los demonios de él. 156. Y un antiguo amigo mío (¡gloria!) parándose allí, vino al fin del camino. Yo dije: “¿Está usted yéndose papá?” 157. Dijo: “Esto es así, Billy.” 158. Yo dije: “¿Cómo es eso?” 159. Él dijo:”Todo está bien.” Dijo: “Tráiganme a los hijos al lado de mi cama.” Él puso sus viejas manos débiles sobre cada uno de ellos y les bendijo. Dijo a sus dos hijos, dijo: “Levanta mis manos, levántalas como Josué y Caleb lo hicieron.” Preguntamos lo que él iba a decir. Él dijo: ¡Día feliz, día feliz!Desde que Jesús me lavó de mis pecados. Él me enseño cómo vigilar y orar,Y vivir regocijándome cada día. 160. Tenemos que venir a algunas de estas cosas, amigos. No hay nadie que no desee comer buena comida, conducir un bonito carro, y tener lo mejor que podamos tener. No lo culpo a usted, eso está bien, Dios quiere que usted tenga eso, pero… No codiciéis estas vanas riquezas del mundo. Que tan rápidamente se marchitan,Sólo edifica tus esperanzas en cosas eternas,Ellas nunca pasarán. 161. Levantemos nuestras manos mientras cantamos: