EL SÉXTUPLE
PROPÓSITO 95
esposo estaba allĂ, gritando: “¡Diga una oraciĂłn por ella,
diga una oración!” Yo dije: “Eso es demasiado tarde ahora.”
150. QuitĂ© la sabana. TenĂa grandes ojos marrones, hermosa
mujer, pequeñas pecas en su cara, cabello castaño, muy atractiva.
Ella habĂa sufrido tanto que hasta las pecas brotaron de su cara
como granos. Sus ojos se salieron de sus Ăłrbitas asĂ. Sus entrañas
y riñones habĂan evacuado, que es en la – en la… cada uno que
está en verdad muriendo, hace eso. Y allà estaba ella yaciendo en
esa condiciĂłn. Su boca abierta y sus párpados aquĂ habĂan medio
cubierto la parte marrón de sus ojos. Nunca olvidaré eso. Ese
canto vino a mi mente.
No codiciéis esas vanas riquezas del mundo…
151. Me paré al lado de un hombre aquà en Port Fulton,
muriendo. Ellos me llamaron al lado de su cama. Cuando oré con él
aquà en el altar una noche, él puso sus brazos alrededor de una
mujer. Yo dije: “Quite sus brazos alrededor de esa dama.” Él
dijo: “Estoy guiándola a Dios”.
152. Yo dije: “¡No abrazándola! Yo no creo en tal cosa como
esa”. Él se puso enojado conmigo y salió pateando fuera de la
puerta. Y fui a él más tarde cuando estaba muriendo. Él me miró
en la cara y dijo: “No ore por mĂ, hermano Bill. Estoy perdido.
Estoy terminado.” Dijo: “Todo lo que he ganado, lo he perdido”.
153. Me parĂ© aquĂ mismo en la esquina, cerca de aquĂ, un dĂa,
junto a un hombre que me llamó al lado de su cama cuando él estaba
muriendo. Él dijo: “Yo siempre quise tal y tal y tal.” Él
dijo: “Pero nunca he servido al Señor. Muchas veces me abstuve de
ir al altar.” Él dijo: “Hermano Branham, ore que Dios permita
que mi muchachita que está en casa se guarde de las cosas que he
hecho, quizás ella pueda hacer algo para el Señor.”
154. Yo dije: “Eso no puede ser hecho, hermano. Las cosas que
usted hubiera hecho, están perdidas.”
155. Estuve sentado al lado de un hombre viéndole luchar con
demonios por veinticuatro horas. Dijo que los demonios estaban
parados al lado de su cama con cadenas alrededor de su cuello. Dijo:
“No