📖 El Libro de Edades - Pág 33
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LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO 33 exaltado a su diestra con tanta autoridad que ninguno podía llegar a Faraón sin que primeramente se entrevistara con José. 119. Ahora, examinemos la vida de José mientras él estaba en Egipto, porque aquí es donde veremos el tipo perfecto de Cristo. Cuando él estaba en la casa del general fue acusado falsamente, castigado y aprisionado sin causa, igual como hicieron con Jesús. Allí en la prisión él interpretó los sueños del copero y del panadero que también eran prisioneros juntamente con él. El copero fue perdonado y restaurado a la vida, pero el otro fue condenado a muerte. Cristo fue aprisionado en la Cruz, abandonado por Dios y el hombre. A ambos lados tenía un ladrón uno murió espiritualmente, pero al otro le fue concedida la Vida. Y note, cuando Jesús fue quitado de la Cruz, Él fue exaltado al Cielo, y ahora está sentado a la diestra del gran Espíritu de Jehová; y ningún hombre puede llegar a Dios, sino por Él. Hay UN mediador entre Dios y los hombres, y Él es todo lo que usted necesita. No hay Marías ni santos como mediadores; solamente Jesús. 120. Siguiendo con este tipo, fíjese que todo lo que él hizo en Egipto prosperó. Su primer trabajo con el general, prosperó; aun prosperó la cárcel. Cuando vuelva Jesús, el desierto florecerá como la rosa. Él es “El Hijo de Prosperidad.” Así como nunca hubo una edad tan próspera como la de José, así también hay un tiempo de bendición que viene a esta Tierra como el mundo jamás ha conocido. Cada uno de nosotros podremos sentarnos bajo nuestra propia higuera, reírnos y regocijarnos y vivir para siempre en Su presencia. En Su presencia hay gozo completo y en Su mano derecha hay bendiciones para siempre jamás. ¡Gloria a Dios! 121. Ahora, note que dondequiera que iba José, sonaban la trompeta para anunciar su llegada. La gente gritaba: “¡Doblen la rodilla delante de José!” Sin importar lo que estuviera haciendo la gente, cuando la trompeta sonaba todos doblaban sus rodillas. Alguien podría haber estado vendiendo algo en la calle, y era el momento de tomar el dinero, pero él tenía que suspender la venta y doblar la rodilla cuando sonaba aquella trompeta. Si él aun fuera un actor, él tenía que suspender su acto y doblar la rodilla a José cuando su presencia fuese anunciada con esa llamada de trompeta. Y uno de estos días, todo cesará cuando la trompeta de Dios sonará y los muertos en Cristo resucitarán, y el alba eterna romperá en claridad. Entonces toda rodilla se doblará, porque está escrito: