📅 El Libro de Semanas - Pág 106
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LA PALABRA HABLADA 106 cándose el sudor, tomando el dinero de la mesa de sus hijos para venir aquí para oír este mensaje. ¿Quiere usted decirme que no hay un –más allá del río– algún lugar donde ellos irán uno de estos días? ¡Eso es felicidad! Estas son personas que pagan sus diezmos. No solamente ellos vienen, sino que traen sus diezmos y ofrendas, y lo traen a la casa del Señor, tratando de hacer lo que es correcto. ¡Dios les bendiga ricamente a un leal pueblo como ése! La misericordia y la gracia sea con ellos. 15. Veo mi amigo Charlie Cox y aquellos del sur de Kentucky; y dondequiera que usted mira alrededor, usted ve gente de diferentes lugares. 16. Este joven sentado aquí, no recuerdo su nombre; lo encontré en Chicago; pero usted es de algún Colegio Bíblico lejos de aquí, en alguna parte, ¿no es así? Springfield, Missouri; Colegio Bíblico de las Asambleas de Dios. Sí, está bien. Vea usted, ellos vienen de todas partes a esta vieja y pequeña Iglesia. 17. Sólo pensar, hace cerca – alrededor de 30 años, cuando puse la piedra angular esa mañana, yo estaba allí en la Calle Séptima, a una cuadra de distancia. Yo no era casado todavía, sólo un joven. Y tuve una visión de la gente apiñados y apretados aquí de todas partes. Y yo estaba tan feliz, parado detrás del púlpito. Y allí es cuando Él me dijo: “Pero este no es tu tabernáculo”. Y Él me colocó bajo los cielos. Y ustedes saben el resto de la historia, la cual está escrita en la hoja de la Biblia puesta allí en la piedra angular. 18. Estoy tan agradecido por ustedes, pueblo. Yo no puedo... eso – eso es tan poco para decir: “Bien, estoy agradecido por ustedes”. Pero yo ruego por ustedes. Creo en sus experiencias con Dios. No creo que un hombre o una mujer conduciría cientos y cientos de millas para venir aquí para mostrar qué clase de ropa ellos están usando. Yo – yo no pienso que ellos harían eso. ¡No! Ellos no vendrían aquí solamente para ser vistos. Ellos están viniendo aquí porque ellos están profundamente y en sinceridad por la salvación de sus almas. Mi oración es: “Dios, ayúdame para ser solo por lo menos la mitad de esa sinceridad; tratar de ministrarles a ellos con todo lo que está en mi corazón y con la mirada en Dios”.