LA PALABRA HABLADA
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Su Mano, las cuales eran siete EspĂritus que salieron de delante
de Dios. Cada una tuvo su mensajero. Y venimos y encontramos por la
Biblia lo que la naturaleza de ese mensajero serĂa, cuál era la
naturaleza de aquel mensajero que estaba por venir. Y recogimos en
la historia al hombre que tenĂa esa naturaleza. Y luego cuando
hallamos a ese hombre en la historia, que tenĂa esa naturaleza,
descubrimos que él era el mensajero a esa edad de la Iglesia.
Entonces encontramos quĂ© espĂritu y quĂ© hizo ese hombre. Y
encontramos que Ă©l fue un santo lleno del EspĂritu Santo. San
Ireneo y todos estos otros y – y San Colombo y todos – todos
estos – estos hombres llenos con el EspĂritu. Y sabemos por la
Escritura, que ese tipo de espĂritu estarĂa sobre ese tipo de
hombre para ese mismo tiempo. Allà está, no puede estar
equivocado. ¡Amén! ¡Gloria a Dios! Eso es justo...
112. Yo no sé hermano, eso hace más para mà que cualquier cosa
que yo sepa Âżve? Porque esto es la Palabra de Dios hablando por SĂ
Misma. Cuando oigo a Dios decir algo, digo: “Amén. Eso es
correcto.” Eso lo resuelve. Eso es todo. Dios dijo asĂ. Eso –
con eso basta. Bien, Dios dijo que esto sucederĂa de esa manera, y
lo hallamos por la historia y por las Escrituras. LeĂmos lo que
harĂa de esta edad de la Iglesia, lo que sucederĂa, quĂ© clase de
mensajero era para esa edad de la Iglesia: “Al – al ángel de la
Iglesia de Laodicea... al ángel de la Iglesia de Sardis, Tiratira”.
Y todos los diferentes. Y regresamos atrás a la historia y hallamos
el – el mensajero de esa Iglesia, y encontramos quiĂ©n era. AsĂ
entonces lo dibujamos, pusimos sus nombres debajo, y allà están.
ÂżVe? Sabemos que eso acierta exactamente.
113. Ahora... Y sabemos que Dios estaba, siempre estuvo y siempre
ha estado en contra de la religiĂłn organizada. ¡SĂ, Señor! “Los
nicolaĂtas es lo que yo aborrezco”. Nikao significa “conquistar
al laico”. Laico – el laico es “la iglesia, el cuerpo”.
Nikao significa “conquistar, vencer”, en otras palabras: “hacer
a un hombre santo, alguien por encima de otro”. Somos todos hijos,
tenemos un Rey; ese es Dios. Tenemos Un Santo, y ese es Dios. ¡Amén!
Y Él está en medio de nosotros en la forma del EspĂritu Santo.
Ése es el Santo.
114. Ahora, hemos llegado hasta acá con la plena seguridad que
al pasar por la – la Edad JudĂa, tenemos 69 semanas exactamente
por